Recuerdos de una época

                                                                               LA HEGIDA DEL 850

      Creo que podríamos titular así mi estancia, (Septiembre de 1965 a Septiembre de 1969), como director del Colegio Ntra. Sra. del Pilar y que hacía algunos años dirigíamos los Marianistas.

      Mi llegada coincidió con el "nacimiento" del modelo SEAT-850; a mi marcha había alcanzado ya su "madurez" y se empezaban a gestionar otros modelos de coches. La fabricación del mencionado modelo supuso un aumento de plantilla considerable en factoría SEAT y sus aledaños. Las viviendas existentes vieron aumentar sus bloques con otros de nueva construcción (en esos años no sólo construyó allí varios edificios SEAT, sino que  también lo hizo la Cooperativa de Viviendas). Se produjo un aluvión de familias procedentes de distintas regiones españolas que acudían buscando trabajo y alojamiento. Estas familias generalmente eran matrimonios jóvenes con varios hijos; consecuencia de ello, los Colegios se vieron desbordados. El nuestro, en esos cuatro años, duplicó el número de alumnos. Al construirlo, por lo que fuese, no se consideró esta circunstancia  y se quedó "muy" pequeño. Como no se podía dejar sin escolarizar a los chicos, hubo que construir un par de aulas anexas a lo existente y habilitar para clases varios bajos de los bloques. Al final, el colegio estaba distribuido en tres zonas de las "viviendas".


     Entre la vecindad daba la impresión de que había poca comunicación. Cada uno iba un poco a los suyo. Era normal; ya que siempre cuesta desarraigarse de un lado y echar raíces en otro. Había bastantes familias procedentes de zona rural que se tenían que incardinar en zona industrial. Habían pasado del aire sano del campo al aire contaminado de la urbe; de andar por su pueblo sin preocuparse de la circulación, a tener que someterse a las barreras de los pasos de cebra y los semáforos; de poder dejar los niños solos en la calle (libremente y sin peligro ), a tener que estar en casa o controlados constantemente; de vivir casi sin normas de convivencia, a tener que aceptar las normas ya existentes donde se han establecido; de conocer a todos los habitantes del pueblo, a restringir su conocimiento a unos pocos... La aceptación de todo esto siempre cuesta, tensiona y retrae.


     Los alumnos del colegio eran un poco reflejo de todo esto. A algunos chicos les costaba adaptarse, coger confianza. Otros enseguida se acoplaban y daban la sensación de llevar allí toda su vida. Pienso que a ello contribuía además de la familiaridad del colegio, las actividades extraescolares como deportes, campeonatos de ajedrez, concurso de "cesta y punto", rondalla, escultismo....  En estas actividades había mucha colaboración de algunos padres de familia y antiguos alumnos. Gracias a ellos, y por descontado al profesorado, se pudo hacer algo por la juventud del barrio.

     Algunas veces que he vuelto por allí he visto que ha evolucionado mucho el barrio. Espero que todo haya sido para bien.

                                                      
Isidoro Armentia Ramírez

                                              Director del colegio Ntra. Sra. del Pilar de 1965 a 1969.