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¡Pero que niño más tonto, caramba!

He quedado conmovido tras la lectura del artículo en que Rafael Durán nos regala generosamente su sensibilidad y formula su agradecimiento a la labor de "Don Benigno" en el Colegio de Marianistas del Pilar de nuestro barrio; ese entrañable maestro, de voz también generosa y valiente, como su corazón, que nos regalaba en la iglesia su júbilo y su fe en la consecución, sobre todas las cosas, de una juventud más sana, de una sociedad mejor. Su increíble fuerza ante la vida también la exhibía, sonrojándose como un tomate maduro, ante la indignación que le provocábamos con nuestra mala educación y con nuestra falta de respeto.  Ahí estaba él para luchar por nosotros con su característico grito de guerra, que le identificaba como a nadie ningún otro: ese siempre justamente pronunciado ¡Pero qué niño más tonto, caramba!... 

No es difícil para mí entender hasta dónde llegó la labor altruista de Benigno para con él, quiero decir para con Rafa, porque, no en vano, fueron ambos parte de mi vida en la misma clase del colegio.

Yo soy testigo, como muchísimos otros, de la gran generosidad que exhibieron con los "peques" de aquél entonces esos "hombres de bien" que fueron quienes realmente nos educaron a muchos de nosotros y que fueron capaces de predicar una palabra tan fácilmente interpretable, clara y llena de amor, que aún podemos literalmente "respirarla" a través de esta página web que con esa misma generosidad de la que hablo, nuestro compañero y amigo Antonio Ayala, soñó, creó y trabajó denodadamente para todos nosotros...

Esta página web y todo su contenido es lo que mejor demuestra, según mi humilde opinión, que ha merecido la pena todo el trabajo que realizaron por nosotros, en aquél maravilloso barrio que compartimos, lleno de esperanza, actividad e ilusión, nuestros profesores y nuestros mayores. Todo lo que hoy somos capaces de transmitir a nuestros hijos y nuestros valores personales, se han visto enormemente influenciados por su mensaje de buena fe, por su trabajo y por su dedicación...  Tan bien lo hicieron que hoy seguimos sintiéndonos unidos, en nuestros mejores recuerdos de "aquellos maravillosos años", como si de una gran familia se tratara; y tratamos de cuidarnos los unos a los otros, regalándonos un relato o una imagen de alguna de nuestras vivencias y vinculándonos a través de este enlace cuya existencia nunca agradeceremos lo suficiente.

 

Gracias a todos los que contribuyeron de forma más o menos decisiva a nuestra formación, a quienes nos proporcionaron su cariño y nos hicieron sentir su ilusión por vernos crecer; a los que confiaron en nuestro futuro y pusieron su semilla en nuestro camino y, finalmente, a todos los que hacen posible, manteniendo viva esta página, como Rafa, que podamos hoy expresarnos así.

Jesús Enrique López